Valentina Araujo inaugurada en La Casa de las Artes sorprendente exposición "01 gafas que contar"

?101 gafas que contar ¿y qué cuentan? podrá visitarse hasta el próximo 19 de noviembre en la casa de las Artes en horario de apertura del centro

A lo largo del trabajo artístico de Valentina han estado muy presentes la vista y los ojos, porque al ver, observar, contemplar, todo y uno puede comenzar su camino en una mirada, marcando diferentes sensaciones.

Estamos expuestos diariamente a estímulos externos registrados por nuestros sentidos con o sin nuestra conciencia y   condicionando sin cesar la existencia.

Por ello, Valentina en sus pinturas, instalaciones al aire libre en el campo o entre pinares, lienzo o cualquier soporte que se lo ha permitido ha representado ojos, quizás, porque ellos son el espejo del alma.

Los artistas son capaces de percibir, palpar, sentir de una manera especial su entorno y ella en este trabajo y con su incesante deseo de crear, hace esta atrevida propuesta valiéndose de lo que muchos necesitan para ver, como extensión de los ojos y parte de ellos: las gafas.

Utilizándolas como continente de su creación les ha dado contenido en cada cristal creando arte en aquello que quizás terminaría en un contenedor de basura o guardamos, no siempre sabiendo por qué, hasta que un día nos sinceramos y decidimos tirarlo.

Por ello, esta exposición es de pintura sobre gafas de una historia que recomienza, sabiendo que cada una de ellas acompañó a su dueño en sus vivencias y ahora reviven, transformadas en arte sobre sus cristales, pero sin renunciar a lo que una vez fueron, impregnadas de sensaciones e historias.

Valentina es una venezolana afincada en Laguna de Duero con influencia artística desde niña en el seno familiar, lo que luego  afianzaría  con estudios dirigidos a la pintura y la escultura que le permitirían tener contacto con creadores reconocidos a nivel internacional.

La fotografía ha estado siempre presente en su vida porque era la profesión de su padre Hernán (Alí) Araujo, quien con sus trabajos la hizo habitual visitante de los museos de arte para llenarse de las sensaciones y pasiones que llevan consigo toda creación artística.

Además de haber sido una artista inquieta innovando con su obra artística como su forma de amar y expresar su sentir, durante sus años en Ginebra, Suiza, aprendió sobre la joyería artesanal, adentrándose en la riqueza creativa que puede ser plasmada en pequeños detalles, sirviéndole como parte de la destreza desplegada en la pintura de estas 101 gafas que contar ¿y qué cuentan?

Una constante de Valentina como artista ha sido su corresponsabilidad social y a partir de aquello que podría haber sido desechado y tal vez contaminado aún más el ambiente, ella decide darle una nueva vida  y ahora, para ser exhibida como arte que se podrá apreciar en esta exposición.

Simultáneamente al trabajo creativo ella se dedicó a la ardua tarea de recolección y recopilación de las gafas, haciendo un llamado al pueblo de Laguna para su donación, el cual respondió de una manera  digna  de orgullo por su solidaridad y desprendimiento, asegurando Valentina que esto lo agradecerá por siempre.

Para ello 2 lugares fungieron como recolectores de las gafas: Calzados Alegría y Alanda Fruit. Hubo también invaluables esfuerzos individuales para alcanzar la meta trazada como los de María del Puerto Arenales Marchena, Piedad Diez Arranz y Oswaldo Reques Oliveros. Así como Ángeles Fernández que aporto materiales para el montaje de la muestra y la disposición y ayuda de Ana Cecilia Reques Araujo.

Asimismo, brindaron su colaboración a este proyecto: Ayuntamiento de Laguna de Duero; Casa de la Artes  de  Laguna,  Concejalía  de  Cultura, Enfel, Enrique G? Puente Rivas (kike), Bodegón Virgen del Villar, Neyvida 13 S.L, BitLan, El Rincón de Isi, El Maniego (huertos de alquiler), Café-Bar Cascajo, Vima Ciclos, Asociación Cultural Aceña (belén viviente), Peña El Fregao Y Gente Laguna y más…

A todos  muchas  gracias,  esperándolos el día  de  la  inauguración  y  durante el tiempo de la exposición, no solo porque es arte, sino porque es parte de la vida e historia de quienes donaron las gafas con sus vivencias por estas calles de Laguna y tal vez, un poco más allá.