Punto de partida: Plaza de la Hospedería lindante con la Avenida Madrid
Descripción: Esta ruta también parte de la Avenida de Madrid, de modo que al principio seguimos el mismo periplo que en la ruta de La Acequia, pero lo debemos prolongar hasta pasar por debajo de la Nacional 601.
Inmediatamente después de rebasar el puente de la autovía se inicia un camino amplio a mano izquierda, reconocible por su color blanco. Este camino nos va a llevar apenas sin desviaciones, y a través de un magnífico pinar, hasta la ribera del río Duero.
Apenas a cien metros del inicio del camino vamos a encontrar un almorrón que cruza perpendicularmente. En este lugar podemos parar y escudriñar con la vista el recorrido de esta modesta conducción de agua, disfrutando de la vegetación propia de zonas más húmedas como son los chopos, álamos, rosales silvestres y zarzamoras. Las aves comedoras de insectos también son abundantes, debido a que la presencia de agua suele atraer multitud de estos pequeños animalillos, que no siempre son molestos o peligrosos.
Una vez rebasado este punto nos adentramos en el Pinar de Los Valles, monte denso de pino piñonero en el que desaparece casi por completo la vegetación arbustiva de los bordes del camino. Entre los pinos podemos divisar algunas encinas arbustivas, retamas y cantueso, esta último es un arbusto aromático. Es destacable la presencia en algunos tramos de junco churrero, indicando que la humedad del suelo es elevada en estos lugares. Esta mayor humedad propicia la aparición de algunos ejemplares aislados de quejigo, árbol de mayores requerimientos hídricos que encinas o pinos.
A medida que avanzamos el pinar se abre un poco y la proporción de encinas aumenta, apareciendo algunos ejemplares de porte arbóreo. Durante nuestro paseo por el pinar podemos observar o escuchar algunos especies animales forestales como azor, ratonero, agateador común, totovía, rabilargo, arrendajo, pico picapinos o picogordo entre las aves, lagartija colilarga culebra bastarda y culebra de escalera entre los reptiles y zorro, ardilla y pequeños ratones entre los mamíferos. En otoño abundan los hongos, algunos de ellos comestibles. A tramos la avena silvestre es muy abundante creando paisajes de gran belleza.
Encontraremos algunos cortafuegos y caminos que cruzan perpendicularmente, pero nosotros seguimos nuestra ruta hasta que el camino finalmente gira a la derecha, justo en una zona en la que vuelven a aparecer especies vegetales típicas de los sotos. El camino pierde entidad discurriendo ahora entre tierras de labor a nuestra izquierda y pinar a la derecha. Las zonas abiertas nos permitirán observar algunas aves típicas de estos medios como cogujadas comunes, bisbitas, cornejas o alondras comunes, siendo ésta una zona de concentración invernal de avefrías.
Paso a paso, nos acercamos al final de este camino que muere en otro cuya orientación es perpendicular a la dirección que traemos y que está marcado como GR (Gran Recorrido) -14. Aquí abundan las encinas de gran porte.
Viraremos a la derecha en dirección al río que se acerca por nuestra izquierda bordeado de chopos, álamos, fresnos, sauces, alisos, rosales silvestres, espinos albares, encinas y pinos, en una mezcla florística de gran singularidad que en otoño nos ofrece un magnífico espectáculo de color al contrastar los tonos dorados y amarillos de las especies de hoja caduca, con los verdes de las de hoja perenne. Inmediatamente encontramos una balconada natural que se asoma al río en una gran curva, siendo éste un magnífico lugar para descansar, tomar el almuerzo y reponer las fuerzas. Mas adelante encontramos una bajada que nos acerca a la orilla, dejándonos en una zona abierta desde la que se pueden seguir algunas sendas. En el río podemos descubrir el vuelo de la garza real, el cormorán grande, el ánade real o el martín pescador.
Si hemos decidido realizar el paseo por las sendas de la orilla, debemos ahora retroceder sobre nuestros pasos y subir de nuevo para reencontrar el camino y proseguir nuestra ruta. Ahora caminamos entre tierras de labor en dirección a la finca Coto Castillejo que divisamos al fondo. En las proximidades el camino aparece bordeado de almendros en su margen izquierda, ofreciendo un bello espectáculo para el caminante o ciclista durante la floración, en el inicio de la primavera. Una vez en la finca debemos tomar el camino que sale a la derecha y que bordea las primeras naves, dirigiéndonos ahora hacia un pinar en cuyo inicio aparecen grandes ejemplares de encina. Cruzamos unas puertas metálicas que nos indican que salimos de la finca, y continuamos de frente entre dos zonas repobladas con pino. Cruzamos una pista amplia y dirigimos nuestros pasos hacia una pinar humilde, lo rebasamos y caminando entre huertas, tierras de labor y construcciones llegamos al inicio del camino, acabando así nuestro recorrido.