Descripción: Este recorrido tiene su punto de partida en la plaza de toros, donde cogemos la Cañada de la Nava, ahora asfaltada, desviándonos hacia la izquierda justo enfrente de la primera nave ganadera, por un camino que aparece jalonado a su derecha de árboles frutales (almendros, manzanos, perales y membrilleros).
Este tramo es ideal para observar algunas especies de aves antropófilas y, con un poco de suerte, algún cernícalo vulgar intentando divisar alguna presa en los baldíos próximos al pueblo. Pronto encontramos un “almorrón”, denominación que reciben las conducciones de agua que parten de las acequias, que pasa por debajo del camino. A esta altura vemos una arqueta de reparto donde se inicia un canalillo de menor entidad después de traspasar las “chapas”. Seguimos en dirección al pinar, llamando la atención a nuestra izquierda la proliferación de matas de junco churrero que nos indica que el agua se encuentra muy cerca de la superficie. Aquí también encontramos un ejemplar de taray, especie arbórea típica de terrenos húmedos y algo salinos. Al fondo aparece la pared verde de la masa de pinos, aquí mixta de pino piñonero y pino resinero y asentada sobre arenales, por lo que a partir de ahora el camino se hará, a tramos, un poco más pesado al andar.
Una vez nos adentramos en el pinar dejamos una zona cultivada a la izquierda y un poco más adelante, a la derecha, tres grandes ejemplares de morera. Después de un pequeño claro encontramos una bifurcación que tomamos a la derecha, comenzando aquí un largo tramo que discurre a través de una zona de pinar más cerrado, con presencia de algunas especies vegetales muy interesantes que aderezan el camino en sus márgenes, destacando el espino albar, jazmín, torvisco, esparraguera y retama. Entre los pinos aparecen salpicados algunos ejemplares arbustivos de encina, poniéndonos sobre la pista de que nos encontramos en los dominios naturales de esta especie.
En la siguiente bifurcación cogemos el camino de la izquierda, y un poco más adelante, cuando aparece un cruce con una cadena, continuamos recto, del mismo modo que al encontrar el siguiente desvío, en este caso a la derecha, que también debemos ignorar. Esta es la zona de mayor complicación por la cantidad de desvíos que encontramos, pero siempre hay que seguir el camino principal y más recto.
Al encontrar un mojón de monte público y una nueva bifurcación que deja una zona de claro en el medio, debemos seguir el camino principal que gira ligeramente a la izquierda, para caminar ahora entre un espectacular campo de avenasilvestre de gran porte.
Cruzamos un camino perpendicular, haciéndose el nuestro más humilde por ser menos transitado, y proseguimos hasta terminar en uno de mayor entidad que llega por la derecha paralelo a la línea de ferrocarril. Prolongamos nuestro periplo por este nuevo camino que nos lleva directamente a la acequia, cuyo trazado se intuye por la línea de chopos que se entrevé entre los pinos. Ya muy cerca de la acequia, al encontrar un vallado, giramos bruscamente a la izquierda y las bicicletas deben seguir la senda que discurre pegada al metal. A pie, traspasamos la valla, avanzamos un poco y seguimos la senda de la acequia también hacia la izquierda.
Este tramo, más fresco por la presencia de agua, está orlado de chopos y una exuberante vegetación arbustiva acompañante. A nuestra derecha encontramos una gravera con carrizales y aguas libres aflorando, lugar ideal para observar varias especies de aves acuáticas, como el ánade real, el zampullín chico o la focha, y algunas aves insectívoras asociadas al carrizal, destacando entre éstas los carriceros.
Durante todo el recorrido por la acequia podemos disfrutar de la presencia de multitud de aves insectívoras, y ranas que saltarán a nuestro paso los días más calurosos. Asimismo, podemos ver algunas estructuras construidas en el cauce con el fin de regular las aguas, repartirlas o salvar caminos (sifones).
Al encontrar el primer sifón las bicicletas deben pasar al otro lado de la acequia para seguir un camino que discurre paralelo a ésta, y que se unirá al trayecto de a pie más adelante. A la altura del cuarto sifón cruza un camino muy amplio que cogemos a la izquierda y que nos lleva directamente hasta el pueblo entre tierras de labor, huertas y baldíos. Durante gran parte del recorrido podemos observar algunas especies de animales comunes en los pinares, destacando los rabilargos, picos picapinos, pinzones vulgares, carboneros comunes, carbonerosgarrapinos, herrerillos capuchinos y abubillas entre las aves, zorros, erizos, ardillas y comadrejas dentro del grupo de los mamíferos, y lagartijas colilargas, culebras bastardas y de escalera como representantes de los reptiles.